Este año fue una temporada muy seca por lo que la mayoría de
las cascadas a los alrededores de Ouray no tenían el hielo que normalmente
tienen, escalar algunas de estas requirió la técnica de la escalda
en piedra con crampones y piolets: “drytooling”.
Después de informarnos y darnos cuenta que el único ascenso
de la temporada lo había hecho Steve House junto con Hayden Kennedy y Kristo
Torgensen hace algunas semanas, contactamos a Steve para tener una referencia de
las posibilidades de protección y así definir el rack que llevaríamos. Analizamos
la cascada desde un mirador cercano y nos dimos cuenta del nivel que necesitaríamos
para escalarla. Desde un principio fue una ruta que Javier y Yo (Daniel) deseábamos
escalar y nos la habíamos puesto como objetivo para antes de regresar a México
por lo que el 24 de enero, 2 días antes de nuestro regreso, decidimos hacer un
intento.
La ruta es la lengua de hielo que corre del triangulo de arboles en la parte superior de la pared, seguida de la chimenea llegando al colador de nieve ne la parte inferior.
Salimos del estacionamiento, caminamos una hora y media y
estábamos a la base de la ruta. Identificamos los 3 largos y sin pensarlo dos
veces empecé a escalar, después de 5 metros conseguí colocar un pitón y continúe
escalando por el conjunto de grietas hasta tener que empezar una travesía hacia
la izquierda para llegar a un slab con pocos lugares donde colocar los piolets
o los crampones ni donde colocar una protección por 6-7 metros hasta que llegue
a la primer reunión a la base de la chimenea (1 bolt y un pitón viejo). A donde
momentos más tarde llego Javier asombrado por ese último paso antes de llegar a
la reunión.
Javier y Yo en la primer reunión impactados por el largo que seguía, simplemente no se veía por donde podríamos empezarlo.
Era su turno de puntear pero no se sentía tranquilo, no veíamos donde proteger los primeros metros y las paredes de la chimenea se veían muy lisas. Después de algunos minutos decidió no puntear el segundo largo por lo que me quite la chamarra de plumas, aliste el rack y estaba listo para empezar. Escale algunos metros y llegue hasta una chorrera de hielo de un metro de alto, 40 cm de largo y máximo 15 cm de ancho donde metí un tornillo, el primero y único en este largo. Escale la chimenea cambiando de lado la espalda de acuerdo con los apoyos para mis crampones y algunas veces clave mis piolets en el musgo congelado al final de la canaleta. Las protecciones fueron escasas y la mayoría no muy confiables, probablemente solo 4 o 5 de las 13 protecciones que coloque me habrían aguantado una caída, al colocar una de las protecciones la grieta se abrió y tire un bloque de piedra del tamaño de una televisión que afortunadamente paso a metros de Javier. Después de 50 metros llegue a la reunión (2 bolts).
Javier escalo hasta la reunión la cual se encontraba al
final de la canaleta/chimenea, era un lugar expuesto para asegurar el siguiente
largo así que decidimos escalar unos metros más hasta una repisa donde
encontramos otros 2 bolts, desde ahí empezaríamos el ultimo largo.
Vista hacia abajo desde la segunda reunión.
Sacamos los
tornillos de la mochila y comencé a escalar una película de hielo muy delgada
que debía golpear muy finamente para evitar el desprendimiento de la placa y así
mi caída, las puntas de mis piolets entraban entre medio cm y un cm en el
hielo, hasta que después de 7 metros pude colocar mi primera protección; un
tornillo de 10 cm a un costado de dos hoyos de tornillos colocados anteriormente.
Mi mente descanso pero continúe escalando en hielo cada vez
mas sólido. Estaba muy concentrado y colocaba protecciones con cierta
frecuencia, cada 3 metros aproximadamente. Después de 40 metros me quedaba un
tornillo y 5 metros por escalar para encontrarme en terreno que podía pararme,
lo coloque y escale esos últimos metros.
Daniel escalando el ultimo largo.
Estaba en terreno seguro, llegue a un árbol desde donde hice
reunión para que Javier escalara el hielo, minutos después llego Javier. Estábamos
muy contentos por haber logrado escalar esta cascada, había sido un sueño y se cumplió
después de un gran esfuerzo. De inmediato comenzamos el descenso y después de 3
rapeles estábamos en terreno firme, caminamos de regreso al estacionamiento con
una gran sonrisa en la cara, lo habíamos logrado.
Días más tarde nos enteramos que nuestro ascenso fue el tercero de la temporada ya que otro guía local la había ascendido hace algunos días.
Por: Daniel Araiza Chávez
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